No cometáis mis errores. [El Hombre Amarillo]

Historia del Personaje

Tranquilizaos, las palabras que seguramente cobren voz en vuestra mente no son producto de la más inexplicable locura, ni de alucinaciones pasajeras. Mis dichos recorrerán cabezas y mentes de incontables seres hasta finalmente ser escuchadas por alguien con la suficiente atención. Aquel que quiera oír, que oiga lo que tengo para decir.

Mi nacimiento no es importante, pero sin embargo, las memorias que han venido a mí como una oveja descarriada al ver a su pastor son poco claras. Una imagen borrosa de mis manos cuando era mortal son lo único que me queda de mis primeros días, cuando mi alma estaba recién formada al igual que mi cuerpo carnal. En aquel entonces, mis expresiones estaban enmarcadas por la jovialidad y la virilidad juvenil; la mentira no se haya en mí cuando digo que una canción suave y hermosa, cantada por mi madre, narraba una ciudad dorada de pilares hasta el firmamento siempre iluminado, la ciudad de Airá, joya entre ciudades, eterna en belleza y cuna de artistas. Pero a su vez, un recuerdo atroz pero llamativo se me hace presente, cuando veo mi desesperación al entrar en la ciudad de Ulthwhine, la ciudad caótica, repleta de oscuridad y monstruos inenarrables; cuando veo a los Mil Demonios apoderarse de mí con suma violencia, hasta desgarrar mi físico y mi mente.

Desperté gracias al medallón que cuelga sobre mi pecho, el medallón que atrapó mi alma mortal por milenios, y que esperó hasta el día de hoy para sacarme de mi sueño a una tierra nueva y avanzada, donde aparezco perdido entre un mar de almas cada vez más audaces. ¿Cómo sé todo esto? Lo desconozco. Probablemente, es parte de un atisbo de un recuerdo. ¿El medallón lo he conseguido en Airá o Ulthwine? Lo ignoro.
Mi propia existencia desafía a la muerte, a la que hace tiempo he jurado mi rencor y mi negativa a que me arrebate de este mundo. No me iré hasta volver a visitar Airá Ulthwine, y descubrir nuevamente las maravillas herejías de ese pueblo.

Sin embargo, cada vez que escuchéis mi cantar sobre Airá, joya entre ciudades, eterna en belleza y cuna de artistas, sabréis que soy yo, El Hombre Amarillo, el que os guiará y ayudará, y os hablará de las muchas fantasías e historias de un mundo mágico. Y que cuando escuchéis la voz de los Mil Demonios de Ulthwine, la ciudad caótica, repleta de oscuridad tenebrosa y monstruos inenarrables, sabréis que soy yo, El Hombre Amarillo, el que os atormentará hasta el fin de sus días, y el que os arrebatará la vida de las formas más atroces que vuestras mentes puedan soportar.

Datos sobre la Raza

NN.

Otros datos

• A diferencia de lo que puede parecer, no es una entidad maléfica. Generalmente suele manifestarse para dar consejo y buena suerte aquellos que sufran necesidad o extrema carencia. Tampoco significa que no pueda realizar actos tiránicos y diabólicos cuando sienta la necesidad de hacerlo. Su patrón de comportamiento es muy irregular, predominando el bien y el sentido común en su accionar.
  
• Es capaz de hablar en todos los idiomas de una forma fluida y con una voz relajante y apacible para todo el que la oiga. Sus palabras suelen ser melodiosas y poéticas, notándose un atisbo de predilección por metáforas de la vida campestre y campesina (¿posible pista de su origen?). Sin embargo, cuando su tono se atrofia y pasa a ser un coro de voces demoníacas hablando al unísono, corre, está a punto de manifestar su odio y maldad pura.
  
• Nadie ha visto su forma debajo del velo amarillo, y al tratar de correrlo se descubrirá que estas prendas están tan ligadas a su cuerpo como la piel a una persona. Sin embargo, en determinadas ocasiones, su rostro debajo de las telas queda al descubierto, divisándose una oscuridad perpetua que no aclara por más que la luz esté frente a él.
  
• Es casi incapaz de hacer daño físico. Su poca masa corporal, si es que existe un cuerpo real, lo hacen ser una criatura bastante débil, más no vulnerable, siendo extraña y curiosamente sólido y firme como una raíz de árbol.