Reunión de negocios [Arnviðr Bergfalk]

Era algo típico que los señores de las casas nobiliarias siempre recibieran el ofrecimiento de caballeros azarosos a trabajar para ellos, que mercenarios ofrecieran sus servicios era aún más raro…pero que recibieran asesinos, era algo que se podría decir, que era como recibir un arma de doble filo en tu noche de bodas.

Al caer la noche, cerca de las nueve, cuando el cielo ya estaba estrellado, los guardias que custodiaban la casa Bergfalk se mostraron sorprendidos al recibir una visita. Una visita que ciertamente los incomodó. Arnviðr se sorprendió al escuchar uno de sus guardias ir hasta su habitación y anunciarle;

-Señor, un caballero ha venido a verlo, se hace llamar Darkon, y dice que viene a ofrecerle un trato a usted. Se ve bien armado…y sus ojos brillan de color rojo. –

Dijo, el guardia, mirándolo directamente, notándose en su cara, por más que fuera un guardia de élite, que el desconocido que esperaba, ciertamente parecía intimidarlo. Quedaba a desición de Arnviðr el responder a la llamada o no.

Una brisa recorría mi habitación, se colaba por mi ventana y tan sigilosamente abrazaba mi cama, una cama que estaba a punto de compartir con una estupenda dama con una figura bastante marcada y con un cabello rojizo que me hacía débil, la acción iba a empezar pero mientras ella se ponía encima de mi alguien interrumpió la escena cuando tocaron la puerta.— Tch... espera aquí, veré que quieren —me levanté de la cama y me puse la ropa rápidamente para luego abrir la puerta, donde pude ver al guardia.— ¿Que quiere informar? —dije en un tono seco pero calmado, mientras miraba su cara que se notaba atemorizada por algo.— Darkon... ¿Ojos rojos? En un minuto bajo —al instante me comencé a poner mi chaleco de cuero y demás ropaje.

Una vez estuve listo bajé hacia la sala, una sala que con mucho cuidado varias personas decoraron dejando así una sala llena de gloria y honor, todo hecho por la familia Bergfalk. Miré al hombre que se hacía llamar Darkon y con una señal le hice entender que me siguiera, así mismo me fui hasta la sala de reuniones para resolver allí los asuntos.

Cuando llegué a la sala de reuniones procedí a mirar mas detalladamente al chico «Un no muerto... interesante» pensé y enseguida le dirigí la palabra.— Entonces muchacho... ¿Cual es tu propuesta? —pregunté y me senté en las sillas mas próximas a él.

Observé al señor de la casa aparecer como esperaba, y observándolo, lo seguí a lo que parecía ser su sala de reuniones. Observé la sala con cuidado, y encontré lo que siempre encontraba en las casas de los nobles; pomposidad. No le presté más atención a la sala, y me centré en quién tenía frente a mí. Cuando me preguntó sobre lo que quería, me saqué la capucha con cuidado, dejando ver mi cabello blanco y mis ojos rojos con normalidad. Puse mi espada frente a mí, y mirándolo le dije;

-Soy Darkon, un guerrero que lleva trabajando años como mercenario, en la tierra de los clanes del norte, y así mismo como en la tierra del reino de León. He sabido de que el lord que lleva el apellido Bergfalk es un hombre que tiene muchos enemigos…por eso mismo, he creído que puede necesitar una espada que haga un buen trabajo para él. Por eso he venido aquí a presentarme, y a ofrecer mis servicios. –Dije, mirándolo, con tranquilidad.

Se podía notar que la espada que tenía frente a sí mismo, tenía muchísimo tiempo, las runas, el diseño, y la calidad, simplemente era de armas que no existían en el mercado…y se podría decir que el arma que llevaba el hombre frente a él, era un arma extremadamente poco común.